El 5 de abril de 2012 miles de trabajadores de Aduanas e Inmigración en las Bahamas iniciaron una protesta debido a la injusta participación del gobierno en sus puestos de trabajo.
Acusan a su gobierno de realizar recortes de hasta un sesenta por ciento a muchos de sus salarios, sin consultar; además de no permitirles tiempo suficiente para recuperarse y descansar entre turnos.
Según el portavoz del sindicato de aduanas, K. Renaldo Collie, su sindicato y otros tienen ya más de dos años de estar solicitando nuevos contratos al gobierno. Desde que la huelga inició, los controladores aéreos y otros trabajadores, han mostrado su apoyo con paros laborales y bajas colectivas por enfermedad, como forma de protesta.
Los oficiales de las fuerzas de defensa, docenas de trabajadores no huelguistas y altos funcionarios de inmigración están cubriendo gran parte del trabajo que ha dejado de realizar el personal en huelga; sin embargo, aun existen problemas para conseguir que el trabajo se lleve a cabo.
Como consecuencia de la protesta se han registrado atrasos en el aeropuerto internacional Lynden Pindling de Nassau. Mientras tanto, las operaciones en Prince George Wharf, Arawak Cay, el Departamento de Inmigración y las principales aduanas y oficinas de inmigración en Thompson Boulevard y Hawkins Hill están completamente paralizadas.
El ministro de trabajo, Dion Foulkes, se reunió con los oficiales del Congreso de Sindicatos y aprobó un voto de huelga para los trabajadores aliados al Sindicato de Aduanas e Inmigración de Bahamas. El certificado de huelga emitido le dio a los sindicatos la opción de “participar en una movilización si el gobierno no cumple con los acuerdos firmados”.
El vicepresidente del Sindicato de Trabajadores de Aduanas e Inmigración de Bahamas, Sloan Smith, dijo que “los trabajadores de aduanas e inmigración están cansados de que el gobierno se aproveche de ellos”.
Según Smith, “la gente solo quiere lo que se le debe. El sindicato y el gobierno se reunieron y buscaron la forma de poner fin a esta disputa”.
Smith también indica que aproximadamente un mes antes que iniciara la huelga se reunieron con el Primer Ministro y este presentó ciertas propuestas a las que ambas partes accedieron. “Cuando recibimos el contrato, nos dimos cuenta que contenía planteamientos contrarios a los acordados anteriormente.”
Smith explicó que las inconsistencias no eran simplemente pequeños detalles que se pasaron por alto. “Tan simple como que se cambiaron las tarifas apropiadas para el personal, algo en lo que hemos trabajado durante dos años. Cuando enviaron el documento con los ajustes, lo presentamos a nuestros abogados y posteriormente lo devolvimos. No obtuvimos respuesta.”
También intentaron contactar directamente a Foulkes, pero nuevamente, no tuvieron respuesta. En ese momento los trabajadores decidieron entrar en acción y dijeron: “paralizaremos todo hasta que el gobierno nos tome en serio.”