Es bastante complicado comprender la economía de América y todas sus leyes asociadas, regulaciones y estructuras políticas. Pero es aun más complicado, entender cómo se sostienen las prácticas económicas nacionales en el escenario internacional. Imagínese un país en el cual el gobierno establece a su antojo los precios de todos los artículos que se compran y emplea un elaborado sistema de tipos de cambio para controlar las ganancias corporativas. Para los ciudadanos de Venezuela, no es necesaria la imaginación.
Una economía inestable:
Las condiciones no son fáciles para las personas de este país sudamericano. Existe una red creciente de controles de precio y restricciones económicas que no muestran signos de desaceleración bajo el marco del nuevo gobierno del presidente Nicolás Maduro. El Estado limita los ingresos corporativos al 30% y regula la cantidad que los negocios deben cobrar por cada artículo, desde mantequilla hasta televisores. La inflación en espiral, junto con la escasez de una serie de artículos esenciales, ha llevado a muchos a realizar disturbios en las calles. Lo que es más, el sistema de tipo de cambio del gobierno establece un enfoque escalonado, con las empresas más valiosas, valga decir, aquellas que importan bienes esenciales, obteniendo la mejor oferta.
El sistema de tipo de cambio multiniveles impone presión a los negocios:
Si se tiene suficiente suerte de ser uno de estos importadores, es posible aprovechar una tasa de cambio en la cual un dólar equivale a 6.3 bolívares. Si su participación se encuentra en la tasa de nivel medio, está sujeto a la tasa ligeramente menos favorable de 11 bolívares por dólar. En el nivel más nuevo, las empresas que supuestamente fabrican o proveen artículos menos valiosos quedan paralizadas por una tasa de cambio en la cual para comprar un dólar deben pagar 50 bolívares. Esto solamente lo supera la tasa de 1:70 con la que deben trabajar los comerciantes del mercado negro. Para los dueños de negocios, es muy difícil separarse de este sistema; la economía venezolana, la cual importa 80% de sus productos y es un tremendo exportador de productos petroleros, se apoya intensamente en el dólar de EE.UU.
Lo que esto significa para la comunidad internacional:
Nada de esto explica el beneficio para las empresas internacionales que tienen la esperanza de mantener su presencia en el país. Para propósitos contables, varias corporaciones, se aferran a tipos de cambio más antiguos, que son más favorables, pero el tiempo se está agotando para hacer el cambio. Y una cosa es segura – va a ser costoso para cualquier empresa que sucumba a las nuevas leyes de Maduro. Dos empresas de cosméticos – Productos Avon y Estee Lauder— ambas realizaron recientemente el ajuste y como consecuencia el impacto fue de $42 y $30 millones respectivamente. La renuencia de otras corporaciones a recalcular no se debe a ignorancia o necedad; las matemáticas muestran simplemente que para más de 100 empresas que han ejecutado sus números, la economía venezolana ya ha colocado un “arrastre” a las ganancias. De hecho, empresas como Goodyear y Herbalife, calculan reducciones que van entre $100 a $235 millones debido a las nuevas tasas de cambio.
En los últimos tiempos, las empresas multinacionales se han encontrado con más razones para evitar la realización de negocios en la nación de Sudamérica. Es decir, no hay suficientes dólares para ir por ahí. El gobierno debe millones de dólares a los líderes de la industria, una deuda que las empresas venezolanas trasladan a sus proveedores. Esto se traduce en menos negocios para las corporaciones que de otra forma encontrarían consumidores leales en esa nación. Por ejemplo, un productor de sistemas de combustible para autos, con sede en Nueva York encuentra que el mercado venezolano está estancado, ya que los fabricantes de vehículos en el país cada vez están más cortos de dólares y no pueden darse el lujo de comprarle productos.
¿Confiar o retirarse? – Esta es la frustrante interrogante:
Hablando de fabricantes de autos, empresas estadounidenses como Ford, General Motors y Chrysler ya han dado el paso al nuevo sistema de tipo de cambio, a la sintonía de cientos de millones de dólares en reducciones. Lo que es peor, GM compartió que cada 10% de devaluación del bolívar en el nivel intermedio estaría forzando otros $100 millones de dólares en daños a las ganancias. Hay muchos que no están dispuestos a sufrir las consecuencias financieras de la inestabilidad económica en el país. Empresas como Air Canada y Alitalia ya empezaron a retirarse, declarando que en los próximos meses dejarían de volar por completo a Venezuela.
Mientras que otras corporaciones como Ford, están dispuestas a salir adelante con el gobierno, otros no están tan seguros. Las tendencias pasadas no indican que el país controlará las cosas en algún momento dentro del futuro cercano, por lo que la pregunta es si los negocios están o no dispuestos a entrar en este largo juego. Aquellos que no lo están, se encuentran negociando con la incertidumbre en Venezuela para la claridad en otros mercados.