El temor puede ser la causa número uno del fracaso en nuestras vidas. Cuando imaginamos resultados temerosos, debemos visualizarlos en nuestras mentes. Solamente el poder de nuestra imaginación puede hacer que estos temores se sientan como nuestra realidad. La ansiedad, depresión, conductas autodestructivas y el pánico encuentran literalmente en nuestras mentes la autorización para introducirse en nuestro mundo. De acuerdo con las palabras de Judy Williamson, Directora del Centro de Aprendizaje Mundial Napoleón Hill de la Universidad de Purdue, Calumet, “el temor nos provoca actuar de forma trémula y las actitudes miedosas producen resultados asustadizos”.
Napoleón Hill es mundialmente conocido por su literatura y filosofías de auto ayuda. Él cree que el temor obstaculiza muchos de nuestros triunfos y sueños. En uno de sus libros explica que “el miedo debe reemplazarse por la fe.” Reemplazar el miedo con el entendimiento y la fe en nosotros mismos, nos permite “alcanzar ese nivel de tranquilidad y funcionamiento eficaz de mente-cuerpo” que tanto buscamos.
Para vencer el miedo, primero debemos comprender de dónde proviene y por qué lo aplicamos. La sensación de un “temor fugaz” suele ser práctica y natural, ya que la empleamos como protección en nuestras vidas. De hecho, sabemos que se debe ser especialmente cuidadoso al acercarnos al borde de un acantilado o cuando caminamos en una superficie húmeda y resbalosa. Este temor centra temporalmente nuestras mentes en el miedo para que de esta forma podamos transitar a través de nuestras vidas. La diferencia entre esta clase de miedo y el que nos impide alcanzar nuestras metas, es que el primero se olvida rápidamente una vez que se ha superado el obstáculo.
El segundo tipo de aprensión, discutido por Napoleón Hill en sus enseñanzas es un hábito de respuesta adquirido. Él utiliza el ejemplo de un hombre primitivo, sentado plácidamente frente al fuego, disfrutando su comida. De pronto, escucha en el bosque, cerca de él, el sonido de una ramita quebrándose, es una señal de peligro; una señal de que un enemigo se encuentra cerca. Su respuesta al miedo, no es el miedo fugaz sobre la aversión a un peligro específico, sino más bien un temor a lo desconocido. Todas esas preguntas de “qué pasa si” empiezan a filtrarse en la mente, ocasionando verdadero temor y angustia.
Probablemente, este tipo de respuesta es adquirido muy temprano en nuestras vidas. Aun si ya no es necesaria la respuesta al temor, hemos aprendido este patrón negativo de pensar, el cual nos lleva a la ansiedad y el fracaso. Temer a lo desconocido le da al cuerpo la sensación de estar fuera de control. Comprender el temor y convertirlo en fe en uno mismo, puede contribuir a establecer la actitud mental positiva que nos llevará a alcanzar la vida que nos hemos imaginado.